EL HERMANO UBALDO VOLVIO
A LA CASA DE SU PADRE

26/11/07

Las siguientes líneas son un aporte de un capuchino que no desea que la memoria colectiva de Panguipulli, olvide como ya acostumbra a la gente buena que ha servido a esta tierra. Discurso leído en el día del funeral del Hermanito Ubaldo.

Una vez  un personaje importante de Panguipulli profetizó al Hermano Ubaldo: “Ud. con seguridad va a cumplir cien años de vida.” Con cierto tono de triunfo en la voz, el Hno. Ubaldo repitió esta profecía en muchas ocasiones.
 Cuando se le preguntó:”¿cómo está Ud, Hermano? La respuesta infalible era:”Como un roble”.
La profecía no se cumplió, y el roble cayó.
 El miércoles 21 de Noviembre de 2007, a las 17.30 en el Hospital de Pucón el Hno.Ubaldo falleció. Los riñones  cesaron de funciones, y después los bronquios. Un día estuvo en cama en la casa de la fraternidad y dos días en el hospital, estos últimos casi inconsciente. Sin abrir más los ojos entregó su vida, tranquilo, aparentemente sin sufrir dolores físicos.
Le faltaban  sólo 7 semanas para cumplir 96 años de vida y cuatro años para cumplir 100.

                                              Los últimos años

A partir de los años 1997/98 comenzó a sentir el peso de los años, se volvió olvidadizo, se desorientaba, la sordera se agudizó. Para mejor descanso se quedó en el convento de Valdivia. Cuando el cierre de éste estaba seguro, llegó a Pucón. Logró ubicarse en la casa, aunque  de vez en cuando se perdía en la casa y no encontraba su pieza. Rezaba mucho, leía con mucha concentración horas enteras y no tenía problemas con el sueño. El Hermano José Brim se dedicó con mucha paciencia a atenderlo: le cambiaba la ropa, lo lavaba o le daba los remedios. P.Josef Mittermaier, provincial de los capuchinos bávaros, que vivió unos días en nuestra casa, escribió: “Yo tuve la impresión que el Hno.Ubaldo se sentía bien entre ustedes.”


                                             Una vida en Chile

Dos tercios de su vida los pasó en Chile. El 13.Oct.1950 había arribado en el Puerto de Valparaíso. Antes de llegar a Panguipulli,  había pasado ya siete años en Valdivia como encargado de la sacristía y de factotum. El año 1957, “solamente por pocas semanas”, fue destinado a la parroquia de Panguipulli, y allá se quedó trabajando  por largos cuarenta y cuatro años, solicitado, apreciado y querido por los panguipullenses, hasta que por fin, el año 2001, buscó una vida más tranquila en Valdivia

                                   44 años de trabajo en Panguipulli

¿Qué no ha hecho el Hno.Ubaldo en Panguipulli? Construyó capillas y escuelas en el vasto territorio de la parroquia; arregló los vehículos que estaban en panne, organizó el reparto de los alimentos para las escuelas y la gente necesitada, cuando todavía llegaban estos envíos desde Los Estados Unidos. Al final de  un día lleno de trabajo, recorría incansablemente las poblaciones del pueblo para fundar y atender Comunidades Cristianas de Base; y los domingos llevaba la Santa Comunión a los enfermos.
Aunque el día estaba lleno de actividades, a veces muy avanzada la noche se veía luz en la iglesia: el Hno. Ubaldo rezaba los salmos de la Liturgia de las Horas o el rosario.

Famoso buscador de agua

Desde lugares muy lejanos llegaban campesinos mapuches o dueños de fundo para pedirle que ubicara  lugares en los predios donde se podría hacer un pozo de agua.
 Por casualidad   descubrió este don. Cuando vivía en el convento de Valdivia, por los años cincuenta, estaba muy enfermo. Dos meses cada año los pasaba en  cama. Además sufría de una terrible alergia. Un día, pasó el P.Luis Beltrán por el convento, vio al Hno. Ubaldo tan mal de salud que dijo de él: “Este Hermano no va a durar mucho.” Fue con su péndulo, instrumento de los buscadores de agua, a la pieza del Hermano y la examinó. “Tiene que cambiar de pieza”, le  sugirió, “por aquí pasa  la radiación de un  línea fuerte de agua subterránea. Esta le está  enfermando”. El Hno. Ubaldo le hizo caso y sanó. Así descubrió que él era muy sensible a este tipo de radiación y que él también podía descubrirla. De esta forma nació el famoso buscador de agua que pudo ayudar a tanta gente.
.
                                                           Su origen

Había nacido en el seno de una muy modesta familia de campesinos en Inching  (Baviera) el 13 de enero de 1912, como segundo de 12 hermanos. La profunda fe de esta familia se refleja en que él y otro hermano se hicieron religiosos, tres hermanas religiosas, y un hermano se ordenó sacerdote diocesano. En el bautismo recibió el nombre Johann (Juan).  Después de estudiar la enseñanza básica en Walting, realizó un aprendizaje de mueblería que duró tres años y medio. A continuación trabajó en Inching, Wolkerszell y Niederaudorf

                                                Descubre su vocación.

 Un tío del Hno.Ubaldo, el hermano Aarón, había sido hermano capuchino,  pero murió muy joven al final de la Primera Guerra Mundial como soldado en Francia. Su padre se acordaba mucho  de su hermano caído, y solía contar cuán feliz era su hermano como capuchino. Quizás, así nació la idea de hacerse capuchino. Pero sólo a la edad de veintiséis años  decidió tomar este camino. El año 1938 entró al noviciado de los capuchinos en Laufen (Baviera), y el 24.12.1939  asumió el compromiso de vivir como tal.

Soldado

Pocos días  después tuvo que cambiar el hábito capuchino por el uniforme militar para participar en la guerra. Pocos meses antes había comenzado la Segunda Guerra Mundial. Cinco largos años fue soldado. De  éstos, dos años en Rusia, donde perdió un ojo por una esquirla, y casi  la vida. Muchas veces contaba: Al pasar el Dnjepr, río inmenso, en la época de invierno, al retirarse las tropas alemanas, no había más puentes.  En su angustia se lanzó a las aguas  heladas y se agarró de una viga flotante. Y no supo nada más. Despertó en una ruca rusa: campesinos rusos lo  encontraron en la orilla del  Dnjepr, inconsciente y congelado, lo recogieron y lo llevaron a su casa y trataron de reanimarlo. Estos campesinos habían sufrido mucho por la invasión alemana. ¡A pesar de esto ayudaron y arriesgaron sus propias vidas, pues la ayuda al enemigo estaba prohibida  bajo pena de muerte! Cuando se recuperó, le dieron una manta que se usaba para cubrir caballos, le indicaron en qué dirección estaban las tropas alemanas ¡y el Hno.Ubaldo alcanzó de llegar  sano y salvo a su unidad militar! En  1945, al final de la guerra, cayó prisionero, y fue llevado a Francia. Casi murió de hambre en el campo de prisioneros de guerra. Todo un año duró este martirio.

En la Misión

Una vez libre de la prisión, sin más, regresó a su convento en Laufen, trabajó en la reconstrucción del convento en Aschaffenburg destruido  por las bombas. Durante la guerra no pudieron venir religiosos de Alemania a Chile. Ahora la Orden buscó voluntarios que  estuvieran dispuestos para ir a la Araucanía a reforzar allí el personal apostólico. Invitaron también al Hermano Ubaldo y él dijo que sí.
 Dio su vida para que creciera la Iglesia en estas tierras. En el cementerio de Pucón descansará su cuerpo mortal,  pero él mismo vivirá en la casa del Padre. Todo el bien que el Hermano Ubaldo ha hecho aquí en la tierra, con la gracia del Señor, no se pierde, sino formará parte del  Mundo Nuevo y de la Tierra Nueva que esperamos. No es poco.
                                                                                                       
Atentamente, Miguel Heringer  

Las fotografías fueron un aporte de Cristián Barrera y familia.

 

 
<<<Volver